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“Cuando se cambia o se transforma una ciudad siempre hay detrás relaciones de poder”

Realicé esta entrevista a Lorenzo Vicario, profesor de Sociología en la Facultad de Economía y Empresa (UPV/EHU) para saber un poquito más sobre este fenómeno del que muchas veces escuché hablar.

Las ciudades se transforman, pero ¿a quién beneficia ese transformación? Esa sería la pregunta que hay detrás del fenómeno gentrificación, un proceso muy complejo, que en el caso de Bilbao, está relacionado con dejar atrás esa imagen de ciudad desindustrializada y en declive, para crear la de una ciudad más creativa, con arte y cultura. Unido a la turistificación, es un proceso clasista y fruto del capitalismo, donde quien tiene el dinero es quien tiene el poder de sustituir la gente que vive en un barrio por otra de mayor estatus social.

Lorenzo Vicario, profesor de Sociología en la Facultad de Economía y Empresa del País Vasco (UPV/EHU), trata el fenómeno de la gentrificación en España desde el año 2002. Another Guggenheim Effect: The Generation of a Potentially Gentrifiable Neighbourhood in Bilbao ​es uno de los artículos que ha escrito junto a P. Martínez Monje, en el cual analizan el Plan Estratégico para la Revitalización de la ciudad metropolitana de Bilbao ​—​que aprobó en el 89 el Gobierno vasco y el consejo provincial de Bizkaia​—​, y el Master Plan de Bilbao —​que inició el Consejo de la ciudad en 1985​—.

Gentrificación es un término creado por la socióloga marxista Ruth Glass, ¿crees que la gentrificación es una lucha de clases?

Sí puede ser un conflicto de clases, ya que es una situación donde unos tienen las de perder y otros las de ganar. Cuando se cambia o se transforma una ciudad, siempre hay detrás relaciones de poder: unos imponen su visión y se apropian de las zonas más apetecibles. El término clásico de Ruth Glass del año 64 lo creó viendo cosas que estaban pasando en Londres, y lo mismo ocurrió en Nueva York. La clase media-alta se iba a las afueras y esos barrios que dejaban se iban ocupando con clase obrera o inmigrantes. Aquí, por ejemplo, en los años 60, la gente se iba a Getxo ​—​a la margen derecha​— ​porque la ciudad se estaba deteriorando. Se apropiaron de las zonas donde no había industria o deterioro medioambiental, por eso es un proceso más de recolonización o reconquista.

¿Cómo crees que están tratando los medios de comunicación este fenómeno?

Está claro que depende de qué medio, aunque no ha habido nunca una perspectiva crítica o una reflexión profunda sobre estas cosas. La prensa que lee la gente sólo recoge algunas cuestiones ​—​como es la turistificación, que está relacionada con la gentrificación​— ​y la que trata estos procesos de transformación urbana lo llama “regeneración de Bilbao”, concretamente. Sin embargo, es un tema que se está poniendo de moda y cada vez más gente habla de esto, aunque no siempre sabiendo lo que dicen. Simplemente transmiten un discurso oficial de “todo se hace por el bien de la gente y para mejorar los barrios”, barrios como Zorrotzaurre, Bilbao La Vieja o en su momento Olabeaga. Es una perspectiva optimista y buen rollito​ sobre los cambios en Bilbao que no es nada sorprendente.

En uno de tus artículos mencionas que “es un fenómeno que empezó de forma esporádica, pero poco a poco fue ganando importancia”, ¿está paralizado en este momento o está creciendo aún más?

Son procesos muy complicados. Puede ser un proceso rápido como en Nueva York, puede ser muy largo o puede ir marcha atrás. Depende de muchos factores, la inmigración de gente de fuera de la Unión Europea ralentiza la gentrificación, como es el caso de Bilbao La Vieja y la inmigración que hubo en Euskadi en el año 2000. Otro factor es la crisis, como hubo aquí también.

En Bilbao La Vieja se lleva hablando de esto desde hace muchos años, yo empecé a investigar por un proyecto del Ayuntamiento en 2002. Ahora es diferente, porque te hacen un Tren de Alta Velocidad (TAV), conectan una zona con otra, el proceso se dispara y echan a la gente sin ningún tipo de consideración. Por ello, no sé hasta qué punto eso se ha frenado, son procesos muy a largo plazo y que pueden cambiar en poco tiempo.

¿Cuáles son las principales zonas de actuación y por qué?

No todos los barrios son interesantes en una ciudad, los susceptibles de estos procesos son los barrios obreros o deteriorados. ¿Por qué no hay gentrificación en Otxarkoaga, ni la habrá nunca? Porque no es un sitio interesante, mientras que Abandoibarra sí que genera sitios estratégicos a lo largo de la ría. Tampoco Peñascal ni Rekaldeberri, aunque sean barrios con problemas, porque su localización no les hace especialmente atractivos.

¿Por qué se actúa en Bilbao La Vieja ahora? Porque está cerca del centro, está en frente del Casco Viejo y de toda la zona de La Ribera que se había encarecido. De esta forma se convierte en un sitio estratégico para proyectos inmobiliarios. ¿Por qué hacen una isla en Zorrotzaurre? ¿Por las inundaciones o porque es mejor vivir en una isla antes que en una península? La localización es lo que concede valor, lo que explica por qué unos barrios empiezan a ser objeto de deseo y de políticas municipales, y esa siempre ha sido la zona del Ensanche, entre la Plaza Circular y la Plaza Elíptica.

¿Cómo justifican este fenómeno los que lo consideran positivo?

Lo hacen con la trampa 22, una expresión de un libro estadounidense. Si tú eres un barrio con problemas, el ayuntamiento puede hacer dos cosas: o no hacer nada, y entonces sigues ahí, o políticas de tipo gentrificador. Las dos soluciones son malas. Por eso es una trampa, o te quedas como estás o te g​entrifican​. Las medidas y proyectos urbanísticos que en su momento intentaron hacer tanto en Olabeaga, el expropiar y tirar casas, como en Zorrotzaurre, lo justifican haciendo el discurso de que son “zonas degradadas, obsoletas, que se han deteriorado y es necesario hacer algo ahí”.

¿Qué desigualdades causa esto?

Los barrios más ricos siguen siendo los más ricos. En el año 2001 los que tenían una renta muy por encima de la media eran Indautxu y Abando. En 2009 más de lo mismo, porque los que eran más ricos se han hecho más ricos todavía, mientras que los otros siguen muy por debajo de la media. Los alcaldes reconocen en esa idea de “cómo la ciudad crece a dos velocidades”, la idea de que es un modelo que te intentan vender que realmente beneficia a unas áreas más que a otras, y a unas clases sociales más que a otras. Bilbao es una ciudad que no crece y económicamente no veo que sea tan potente: hay paro y la renta es muy desigual. Es una ciudad desequilibrada.

¿Por qué esa obsesión por Bilbao como escaparate turístico?

Es una sinécdoque, tomas el todo por la parte o la parte por el todo. Otro de los efectos de capitalismo es ese, la industria del turismo. ¿Cómo vas a tener en el centro de Bilbao con los turistas una zona como Bilbao La Vieja? Para normalizar esto hacen un barrio ​bohemio y hipster​, cambian la tienda de barrio por una ​delicatessen, por una galería de arte o por una tienda de moda. En Bilbao La Vieja, en la zona dos de mayo, los bares ahora son usos ya que las tascas han sido sustituidas por cervezas artesanas. En el caso de un barrio con gente inmigrante, se cambia por otra gente con mayor estatus social y económico -que no quiere decir que tengan mucho más dinero, pero sí un nivel superior-.

Pero, ¿cuál es el Bilbao turístico? Hablan de una mínima parte de Bilbao, el centro, y quieren ampliarlo al ​waterfront ​—todo lo que está enfrente de la ría—. ​Se pone de moda la revitalización urbana y transformar la ciudad en algo atractivo para atraer inversiones. El dinero que genera el turismo va a las empresas. Estos procesos o intentos que ya ha habido en Bilbao tienen que ver con esa estrategia de ​nuevo Bilbao, ​de ​cómo hay que hacer una ciudad global y esos discursos típicos que están presentes desde los años 90 hasta aquí. No es nada nuevo, Bilbao copia estos discursos de ciudades como Baltimore o Liverpool, cambias el nombre de la ciudad y es exactamente lo mismo.

En Bilbao La Vieja dices que la gentrificación tiene como objetivo “terminar con la prostitución, drogas o violencia”, pero estos problemas van a seguir estando aunque sean desplazados. Por tanto, ¿crees que solo se deslocaliza el problema?
En determinados sitios se sustituyen los usos y los usuarios anteriores por otros de un nivel superior –usuarios también es la gente que va, no solo la que vive–. Lo que antes era una zona cutre, degradada o peligrosa, ahora está llena de gente. Esa justificación de “normalizar”, de llevar a gente “normal” a zonas degradadas, que no siempre son degradadas, no soluciona el problema. Se traslada de sitio y es una constante. Eso es la gentrificación, unido a la rehabilitación o transformación del entorno físico.

¿Intentar frenar esto es absurdo?

Es más bien complicado, hay toda una serie de intereses económicos brutales. Quien como en Bilbao, transforma las viviendas en apartamentos de lujo o elimina los edificios protegidos, tiene intereses económicos. Por eso hablan de ​policy-led o ​state-led gentrification​, porque uno de los actores fundamentales y protagonistas en plantear estos proyectos y financiarlos son la instituciones públicas. Esa es la razón por la que es bastante difícil tener relativo éxito al combatir eso.

¿Qué crees que tiene que hacer el vecindario para que paralizar este fenómeno sea efectivo?

Es complicado, porque los vecinos que trabajan o que están jubilados no conocen tan a fondo la normativa y todo el tema urbanístico. Te metes en un mundo burocrático, necesitas expertos y tienes que dedicarle tiempo. Es difícil enfrentarte al Ayuntamiento, pero al igual que este utiliza estrategias de marketing para vender sus proyectos y la imagen de la ciudad. Por ejemplo, cuando ocurrió en Olabeaga contrataron a expertos en derecho urbanístico y arquitectos para paralizar el proyecto. Es una opción.

¿Bilbao La Vieja en una década?

Hay que situarlo en contexto: si hay crisis, si es después de la crisis, si es en época de inversiones... También influye el contexto político, pero aquí no creo que cambie. Aunque no se puede saber exactamente, creo que en la zona de San Francisco, si hacen el TAV, van a entrar a saco. Como en el Casco Viejo, que subieron los precios de cualquier cosa y en Zorrotzaurre se dice que puede estar surgiendo una nueva burbuja inmobiliaria.

Lo que se está viendo es que esa ciudad de dos velocidades se está acentuando. Hay una cierta concentración de todo en la Gran Vía y el resto está quedando abandonado. Bilbao es una ciudad que está perdiendo el carácter, todo se transforma en franquicias, sin algo que la diferencie. Permiten que ​La Granja,​ un café clásico se vaya a convertir en una tienda de Thermomix.​ Todos estos proyectos hacen que las ciudades se vayan pareciendo cada vez más las unas a las otras. El futuro parece que es eso, la estandarización.